lunes, mayo 21, 2007

Crónicas Nadalógicas

La nada es un gran entramado compuesto de millares de partículas. Niego que exista nada en el Universo. Afirmo que la nada es algo y se asienta en un graneado. No la confundamos con el vacío. Qué hay recipientes vacíos que aún transparentes, se revisten de algún tono, ya sea el color del recipiente o la envoltura de éste. ¿Niego la existencia del vacío? Después de todo el vacío no es un recipiente vacío. ¿Afirmo que la nada existe? Es el fondo intrínseco en ese vacío. ¿Conjunto de puntos y de líneas, o nada? ¿Cómo explicaríamos un no-color? La teoría del grafo nulo mantiene un gris vacío de fondo, pero siendo un lugar donde no hay líneas ni puntos, sigue siendo un grafo, "un grafo en la nada." Por lo tanto, la Nada se asienta en un conjunto de ceros potencialmente infinito y potencialmente cromáticos. De tal forma, ¿cómo explicaríamos los colores de la que ésta se compone? Digo, Fuera negra o blanca o en su defecto, gris, da lo mismo, hay algo que la tizna. ¿O de qué modo podríamos explicar el color de fondo de la que se compone? En ese caso su color sería relativo. Suponiendo que Dios es dibujante, un simple animador de cartoons cuarentón que aún vive con su madre y que se le ocurra hacer un boceto de cada uno de nosotros, que se le acabó el papel blanco y no le quedó más que el rosa... un papel especial (muy cursi) que usaría para mandárselo a su enamorada dibujante también de otro universo que ha creado, como él, a su imagen y semejanza... La vida fuera color de rosa, o antes bien aquello que representamos como colores nulos podría tener otro sentido. Vean a los Simpson´s, creados al azar en insignificante papel amarillo...La cuestión aquí radica en el porqué del ser humano de matizar a la nada y al vacío con colores monótonos. Pinten de azul a la nada y veán que relajante monotía tendrán. Cada color es nomólogico en sí mismo, dialógico al enfrentarse a otro color, o lo absorve o le absorve, es la ley de la convivencia. O bien, cada color obtendrá un nuevo matiz luego de mezclarse o rosarse con el otro. Eso es inherente, suponiendo que fuésemos colores, claro.¿Qué es ese manto oscuro, esa gran mancha en la cual navegan nuestros cielos?Y fuera de ese manto, ¿qué habrá? ¿Bajo qué negra sombra cobijado está nuestro universo salpicado de lácteas luces? Si fuera así, superficialmente, cómo sería esa mortaja? Y qué color tendría el exterior donde flota? Conexiones profundas tendamos al vacío, ese inconexo paranoico lleno de huecos en la mente, ese agujero negro devorador de luces y de sombras.A pesar de todo, lo único que existe es la fuliginosa distancia llena de tramos y descansos.Si el universo estuviese vacío, creo que todas las galaxias ya hubiesen colisionado y no estuviera yo escribiendo esto ni ustedes sincronizando el momento oportuno de lectura.Luego de la materia, la fuerza existe, aunque más bien pienso que ésta está sobre la otra, aunque parto de la materia pues es la mayor proporción de lo que estoy compuesto y no podría abstraer la no-existencia si no fuera por la inmanencia de mi existencia misma. Presumo que estoy hecho de materia, de arena roja.Los griegos tenían razón al alegorizar a las fuerzas matizándolas al lado de los dioses y los titanes, con ello a su manera equilibraban esa polarización del vacío.El Universo es un lienzo cargado de colores. Un lienzo eterno de dos caras, como una moneda echada al aire que no ha dejado de girar en su caída. El universo es un enfermo de cáncer desahuciado, estrellas muertas invaden sus capullos, gradualmente se enfría, continuamente se expande, respira hondo exhalando su vacío que impedirá que todo comience de nuevo. El Universo es un viejo loco que pierde la memoria y sus recuerdos de energía, la nada corroe sus cuerdas cósmicas cortando como Alejandro el Grande sus nudos más Gordianos.Quizás en algún momento, la humanidad llegará al grado de tener que alquilar dioses. ¿O los dioses tendrán que rebajarse a dejarse ser rentados por nosotros? El ser humano es un gran usurero de soledades catastróficas, invita a los oscuros signos para que rijan lo que él es incapaz de controlar. Mas una vez que los domina, los desecha y los cambia por otras facciones, por otras luminarias más precisas. Su triunfo ante la vida (o ante la muerte) consiste en la memoria. Ahora veo que es cierto lo que me han dicho, "entonces estás muerto, hermano." Mi cerebro es un gran queso suizo lleno de abismos específicos. Soy un ser errante, más un ente como esos ciclópeos vagabundos del espacio, comegalletas del destino. La Nada corroe estos caminos abstractos que me han costado trazarlos tantas hazañas en mi vida... ¿Y si el Universo fuera como un queso? después de todo, vivímos en la Vía Láctea, entre un inmenso cuajo de estrellas.Quisiera ver cuajarse a las galaxias, proteicas masas rancias. ¿Podríamos teñir al Universo a nuestro gusto? Es decir, y si a ese sueño eterno, a esa sinuosa eterna noche pudiéramos pintarla de azul, como el principio de un lienzo? Si fuesemos como bacterias que actúan como con la materia a la que transforman luego de aplicar ciertos principios energéticos, químico-biológicos?Sería más interesante. Aunque, sería el principio de nuevos altercados y guerras y esas cosas, pues ya me imagino: de pronto al partido en el poder se le va antojar pintarlo con los colores que enarbolan sus principios retorcidos... O peor aún, estaría lleno, como las tristes paredes y muros indigentes, de irreverente propaganda barata. Cada quién su ideología, "pinta tu raya, babosa."Me duele pensar que en algún momento nos extinguiremos. O que algo vendrá desde afuera a extinguirnos, o quizás algo creado desde adentro. Si vamos a dejar de existir, lo más noble que el caos pudiera hacer por nosotros, sería conservar nuestros reliquías (somos santos por soportar la vida) y que alguien lejano, pudiera recordarnos, aunque no fuera humano. Que fuese alguien con ojos de vaca, que saque la lengua en gesto de sorpresa y espasmo, y nos perdone. Que libere al dios oculto al que tanto aspiramos y que sólo así redima nuestras culpas divinizando nuestra efímera existencia, futuro hacedor de emociones y de formas.

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